Alrededor y dentro de la ciudad de Crespo tenemos diferentes sistemas de arroyos a cielo abierto, los cuales son mucho más que simples cursos de agua y es nuestro deber cuidarlos. Ahora bien, ¿por qué? Son ecosistemas fundamentales que brindan múltiples beneficios a las personas, a la biodiversidad y al entorno.
Al dejar crecer la vegetación de manera natural muchos pueden verla como «maleza», «suciedad» o «abandono». Sin embargo, esa vegetación cumple funciones vitales. Conservarla es protegernos.
Importancia de los arroyos
Un arroyo es un sistema natural en movimiento. Su presencia en la ciudad contribuye a:
- Forman parte del ciclo hídrico.
- Contribuyen a la recarga de las napas.
- Son una zona de equilibrio entre la ciudad y la naturaleza.
- Sus márgenes y taludes son el hogar de diversas especies animales y vegetales.
Vegetación autóctona y su relevancia
Un indicador del estado de salud de un sistema de arroyos puede ser el estado de su vegetación colindante. La vegetación que rodea a los arroyos se caracteriza por estar compuesta de juncos, totoras, gramíneas y arbustos nativos (especies como saeta, cipero, carrizo, cola de zorro, entre otras), no son basura ni desorden. El crecimiento de estas especies es el resultado de un equilibrio natural que presta servicios ecosistémicos esenciales. Si la eliminamos, el sistema pierde su capacidad estructural y su autorregulación, y con eso perdemos protección.

¿Qué servicios nos prestan los arroyos y su vegetación?
- Reducción de malos olores: Las raíces de las plantas ribereñas tienen la capacidad de retener nutrientes y contaminantes, lo cual funciona como un sistema de mejora de la calidad del agua y disminuye los olores que pueden generarse por estancamientos.
- Prevención de inundaciones: Durante lluvias intensas, podemos tener picos de caudal, la vegetación ubicada en el talud absorbe el agua y aumenta la capacidad de amortiguamiento del arroyo, ya que al aumentar la fricción disminuye la velocidad y además se promueve la infiltración.
- Soporte estructural: Las zonas de los taludes por las características geológicas de la zona, si carece de vegetación pierde estabilidad, lo que puede provocar derrumbes y pérdida de terreno.
- Mejora del microclima: La vegetación autóctona es una fuente de sombra y promueve la evapotranspiración, regulando la temperatura localmente y mejorando la calidad del aire.
- Conservación de la biodiversidad: Los arroyos y su entorno son hogar de muchas especies: aves, insectos polinizadores, anfibios, entre otros. En los arroyos encuentran corredores biológicos vitales para su desarrollo y reproducción.
- Filtro natural: La vegetación actúa como un filtro fitosanitario, ya que retiene sedimentos y contaminantes antes de que lleguen al curso de agua. Esto es clave para mantener el arroyo saludable y su biodiversidad.
- Oportunidades de recreación: las inmediaciones del arroyo proporcionan zonas de valor estético, donde podemos disfrutar de la naturaleza y conectar con ella.
